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3 ejercicios para que tu equipo gestione mejor los conflictos

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El liderazgo es un tema recurrente en este blog. Algunas veces lo he mencionado como parte clave para garantizar el bienestar de los trabajadores y potenciar su productividad y, otras, para plantear las habilidades necesarias que debe reunir un buen líder. Gracias a esto hemos definido los rasgos para identificar a un ‘Humanager’ o llegado a la conclusión de que los buenos jefes son CoCo’s.
Pero si algo tienen en común unos y otros artículos es que en ellos siempre podemos encontrar verbos como inspirar, guiar o gestionar. Todos ellos se vinculan tradicionalmente a la figura del líder y qué tipo de actitudes debería desarrollar de cara a sus trabajadores. Esta es, quizá, la cara amable de la moneda, pero la realidad es que en el día a día de cualquier jefe también hay situaciones de tensión y dificultad que requerirán de su mediación. Una de las más frecuentes es la gestion de conflictos laborales.

 

Acéptalo.

 

Sí, el primer paso es reconocer que en cualquier empresa, departamento y equipo de trabajo van a surgir discrepancias, malentendidos y enfrentamientos de ideas que en un momento dado se pueden traducir en un conflicto entre los miembros. Esto no es un inconveniente. Lo es cuando los líderes son incapaces de reconocer el conflicto, comprender su naturaleza y lograr una rápida –y justa– resolución. Aquí es cuando surge el problema.

 

Enfréntalo.

 

El segundo paso sería hacerle frente. Debes ser consciente de que los problemas no se solucionarán por sí mismos. De hecho, es probable que, si nadie media, el conflicto siga enquistándose hasta convertirse en un problema más grave y con riesgo a arraigarse en la organización. Una regla básica en la gestión de conflictos laborales es tener claro que, los problemas, es mejor enfrentarlos. Y esto pasa por enfrentarse también a las personas que los generan. Identificar a los trabajadores que enmascaran su falta de rendimiento y/o errores generando malos entendidos, contradicciones y desconfianza es clave.

 

Resuélvelo.

 

Aunque no sea de las que más se mencione, la resolución de conflictos es habilidad indispensable en el perfil de cualquier buen líder. Pero es que además es la base para crear una estructura de equipo –y organizacional, incluso– fuerte y sostenible en el tiempo. Si nos olvidamos de este aspecto corremos el riesgo de perder a buenos empleados –que buscarán un ambiente más saludable y amable–, una reducción de la productividad y una menor colaboración entre compañeros.


¿Cómo resolverlo? Aquí van 3 ejercicios enfocados a la gestión de los conflictos laborales:

 

1. Sienta las bases de un comportamiento aceptable


Si para ti la no existencia de conflictos es un principio clave para el buen devenir de los equipos no dejes que tu equipo lo intuya, al revés, déjalo claro. Haz lo mismo con el tipo de actitudes que te gustaría que siguieran tus empleados.

Es decir, no es lo mismo decir «debéis tener respeto» que especificar «me gustaría que, cuando un compañero explique una idea, le hagáis una o dos preguntas antes de desecharla». Aunque puedan parecer cosas obvias y de buena educación, la realidad es que con el tiempo y la confianza este tipo de conductas y buenas maneras tienen a difuminarse propiciando la aparición de nuevos conflictos.


2. Prevenir es mucho mejor que curar


Enfrentarse a los conflictos es indispensable, pero ¿y si podemos ahorrarnos esa fase? Esto es posible si, observando el comportamiento de los miembros de nuestro equipo, somos capaces de identificar las áreas y temas que en algún momento concreto pueden llegar a estallar hasta dar lugar a un conflicto.


Dedica tiempo a entender las diferencias entre cada uno de los miembros y departamentos. Sus preocupaciones y momentos de estrés. De esta manera podrás tomar medidas específicas para rebajar la tensión y sortear el conflicto. No te voy a engañar, puede que finalmente este se acabe manifestando, pero en ese caso habremos ganado mucha ventaja y será mucho más fácil plantear una solución.


3. Conviértelo en oportunidad


Al igual que ocurre con los errores, de los conflictos también se aprende. Enfocar estas situaciones desde el positivismo es parte fundamental de su éxito, pero es que, además, que en un equipo de trabajo concurran puntos de vista diferentes no hará más que enriquecer el resultado final. Eso sí, debes trabajar porque la defensa de estas posiciones sea siempre desde el respeto y la admiración mutuas.


El liderazgo implica, por tanto, estar preparado no solo para prevenir la situación conflictiva, también para reaccionar lo más rápido posible garantizando la productividad y la convivencia de tu equipo.